martes, 14 de enero de 2014

POESÍA HUMORÍSTICA - UNA POESÍA QUE ME PERTENECE: FLORIDA IDA.

POESÍA HUMORÍSTICA- UNA POESÍA QUE ME PERTENECE: FLORIDA IDA
  

 Normalmente no escribo poesía. Para escribir poesía, hay que ser poeta, y yo apenas escribo prosa. Creo que, como casi todos los que escribimos, comencé escribiendo poesía allá por mi adolescencia. Para alguna chica, seguramente. Como dijo el filósofo Dolínades (Alejandro Dolina): "Todo lo que hace el hombre es pa´ levantar minas". Cuando vi que la poesía no era lo mío, ataqué con la prosa. Aparentemente no me fue tan mal, aunque sé de varios pelafustanes que no tienen ni la cuarta parte de mi trayectoria (Ver mi curriculum en Entradas anteriores) pero que, sin embargo, son cuatro veces más conocidos que yo. Tuvieron suerte, o supieron vender sus productos mejor que yo, o lo que ellos escriben es mejor que lo que yo escribo. 
   No escribo poesía porque soy muy tradicional para escribir o para leer poesía: me gusta la rima o, por lo menos, una cierta consonancia en los versos -o asonancia si lo prefieren-; me gusta la métrica, la musicalidad, la cadencia, el ritmo que tiene una poesía que, cuando se lee no produce altibajos entre un verso y otro. No me gustan las poesías que sólo entiende el autor, porque nosotros no estamos en su cerebro. No me gustan, por lo tanto, las poesías incompresibles, encriptadas, con metáforas o asociaciones que sólo entiende quien las ha escrito. Como cuando en Facebook alguien publica algo incomprensible para el resto de los amigos que no conocen la cuestión. No me gusta que no se respete la puntuación. Como si fuera el Ulises de Joyce (sé de amigos que presumen en los foros de haber leído a Joyce y que aun dan charlas sobre eso y jamás han pasado de la segunda página del Ulises. Personalmente, intenté leerlo dos veces y desistí. Perdonen mi ignorancia). 
   Pero, Florida ida es una poesía con humor, que he escrito con la finalidad de integrar un libro que, tentativamente (No abusar de los adverbios terminados en "mente", Gabriel García Márquez dixit), se llamaría OEMAS EN ODA, o sea POEMAS EN JODA. 
   "Florida ida" fue publicado en la Revista digital de Zeit Ediciones, Percepciones nº 20, el 21.07.2011. Fue publicado en el periódico El Apogeo de Del Viso, en el nº  32, abril de 2012, finalizando la entrega "Cuentos del tren" y lo leí en el marco de un encuentro de poesía social en la Biblioteca Palabras del Alma, del Barrio Peruzzotti de Pilar, Pcia. de Buenos Aires. El 29.12.2013 lo publiqué en mi página de Facebook: Rubén Faustino Cabrera
   En la foto, señora cagándose de risa mientras yo leía Florida ida en la Biblioteca. Atrás, también riéndose, Claudio Sosa, sobrino de Mercedes Sosa, cantor y guitarrero, titular de La Tucumanita, de Pilar (comidas típicas y folklore argentino).
   Florida ida remite a los viajes que yo realicé durante veinticinco años desde Del Viso hasta Aristóbulo del Valle y Retiro por cuestiones de trabajo. En ese entonces, el Ferrocarril Belgrano pertenecía al Estado. Todo lo que se relata, en tono humorístico, es real. 



OEMAS EN ODA

Florida ida

Hago la cola
(la del boleto para el tren),
pido Florida ida
y me carga el que sigue:
Pide “Hasta Retiro tiro”.
Y el tercero
asalta al boletero:
“Tortuguitas guitas”.
Pasa el guarda
y digo “abono”…
“a vo´ no te doy pelota”
y “abono… abono lo que sea
porque no tengo boleto”.
“Tenés boleto o te fleto
y te bajás del tren andando”.
Aparece el boleto.
“Te estaba cargando,
como el que me cargaba
con Florida ida”.
Se va contento,
me siento en el asiento y leo:
 “Capacidad: 20 pa  jeros sentados”
porque le sacaron “sa”
a “pasajeros”.
Y leo “Asientos reservados
en caso de viajar
personas apa  tadas”,
porque le sacaron “disc” y” ci”
a “discapacitadas”.
Tras cartón,
empujando changuito robado
a un supermercado,
pasa un cartonero.
Tras bastón
pasa el viejo cieguito
recitando el versito:
“Si alguien fuera
tan gustoso de llevarme”.
“¿Te lo podés llevar?”,
me pregunta el de al lado,
y le digo “No tengo lugar”.
Y nadie se lo lleva,
y nadie le tira una moneda,
porque nadie entiende
que dice “ayudarme”
en vez de “llevarme”.
(Si tuviera plata
le pago un foniatra).
Pasa el viejo cabrón canillita,
“¡Diarios para leer!”, me grita,
y le cambio un billete
y  algunas moneditas
por un ejemplar de prensa escrita.
Pasa el tipo de las garrapiñadas
y el que vende libritos de poemas,
y el otro de revistas
 de palabras cruzadas.
Pasa el tipo
 que grita “¡Prestobarba!”
y yo no presto
porque no tengo tanta.
Y otra vez pasa el guarda.
“¡Guarda que viene el guarda!”,
y se rajan al fondo
y se alivia la carga,
menos el diario
 que tengo en la falda
que se carga y se carga
con garrapiñadas
 y con prestobarba.
Como yo no como
 y ya vine afeitado
llega el despejaime
y lo primero que me dejen
encima del diario
lo tiro a Retiro.
Leo “Paro de trenes a las doce”
y otra vez me lo rompen
y quién me lo cose.
(Si me dieran la opción de las trece,
me podrían preguntar
 qué me parece).
Planeo volverme en colectivo
porque soy un vivo
y a mí no me joden.
Y por eso todita la vida
saco Florida ida,
porque si también saco la vuelta
y después me entero
que hay paro a las doce,
me meto el boleto en el culo
¿y quién me lo cose?



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