viernes, 9 de mayo de 2014

EDITORIAL BONSAI (LIBROS EN MINIATURA ) -PUBLICADOS





EDITORIAL BONSAI (LIBROS EN MINIATURA) - PUBLICADOS


CHISTES DE FÚTBOL - Chistes de fútbol y otros deportes. Con textos que me pertenecen y otros de Jorge Stanojevic. Abril de 2011.



DON QUIJOTE DE LA MANCHA-FRASES SELECTAS - Con prólogo y biografía de Cervantes que me pertenecen y frases recopiladas por Jorge Stanojevic. Abril de 2012.











CHISTES DE HUMOR NEGRO - Con textos que me pertenecen y textos recopilados por Jorge Stanojevic. Edición en tamaño mayor. Abril de 2012.


Edición en tamaño menor - Octubre de 2012 




EL DIARIO DE ANA FRANK - Versión condensada que me pertenece. Diciembre de 2012.








 Página 3 del libro.

   


Por fin el libro en mis manos







A punto de integrar la mini-biblioteca
con otros libros que he escrito o en los
que he intervenido para
Editorial Bonsai 






CUENTOS DE TERROR II - Recopilación de cuentos de terror que me pertenece y cuento de mi autoría: La noche de Walpurgis. Noviembre de 2012.





"La noche de Walpurgis" está ambientada en Del Viso, partido de Pilar, provincia de Buenos Aires, Argentina. Aclaro la locación porque he visto que la página fue visitada por gente de EE. UU., de Alemania, de Filipinas y de Argentina. El cine  y  la pizzería de Nicolás existieron. La ruta (Ruta 26) existe. "El balneario" existió: estaba en la intersección de la Ruta 8 y el Arroyo Pinazo. Ahí nos íbamos a bañar y pasar el día de picnic, al lado del arroyo, en un terreno poblado de sauces. Luego llegó San Sebastián, faenando pollos y derramando toda su porquería sobre el arroyo. Lo contaminaron. Se acabó el balneario. "El castillo" era la sede de ADF, Asociación Deportiva Francesa, "Tiva" o "la Depor", club de rugby que en esos años (década del ´60) militaba en la Primera del rugby argentino, junto a otros grandes como CUBA, Belgrano, SIC, CASI, Alumni, Hindú, Champagnat, etc.. Ahí, los sábados, luego de los "asaltos" (bailes en casa de familias), o bailes en los clubes de la zona, o luego de una cena y el cine, íbamos a dormir algunos amigos y yo. Todo eso es real. Hay una parte de ficción que, por suerte, es ficción; si no, yo no estaría vivo. 

LA NOCHE DE WALPURGIS


Miguel terminó con ese mutismo que parecían haberse autoimpuesto los tres desde que habían salido del cine.
-A mí me gustó mucho. En mi opinión, Christopher Lee es el mejor Drácula que he visto.
-Se pasa este tipo -agregó Oscar.
-Impresionante -acotó Emilio, porque en realidad seguía impresionado por las imágenes de “Drácula vuelve de la tumba” que acababan de ver en el cine del pueblo.
Ya estaban  a más de cinco cuadras de la sala. Habían dejado atrás la esta­ción de ferrocarril y caminaban por la ruta, desierta a la medianoche, dirigién­dose sin mucho apuro hacia la casa de Miguel. Como tantos otros sábados, se habían encontrado ese treinta de abril a las ocho de la noche en la pizzería de Nicolás, habían cenado dos pizzas con una cerveza y gaseosas y luego, dis­puestos a sobresaltarse, habían visto un doble programa de terror compuesto por “Museo de cera”, con Vincent Price y “Drácula vuelve de la tumba”, dos aceptables productos del género que tanto les atraía.
Esa noche no había baile en el club. Tampoco ningún amigo de la barra había organizado un asalto en su casa, ya que todos habían quedado compro­metidos para el domingo primero de mayo a reunirse en un recodo del arroyo que corría en las afueras del pueblo, lugar que habían bautizado, con cierta pomposidad, “el balneario”.
Ellos tres, como otros sábados, dormirían en “el castillo” tal como llamaban al antiguo caserón que cuidaban los Peralta, la familia de Miguel, una construc­ción otrora de magnífico porte, cuando había constituido el casco de una es­tancia en plena actividad antes del nacimiento del pueblo. Miguel, su hermano mayor y sus padres vivían en un chalecito alejado unos cien metros del castillo dentro del mismo terreno. El caserón, salvo contadísimas ocasiones, estaba deshabitado. Sus actuales propietarios, herederos de los antiguos dueños del lugar, jamás pasaban más de un día allí, y eso una vez por año, quizás. Con puntualidad, en la primera semana de cada mes, un apoderado llegaba hasta el lugar y pagaba el sueldo que los Peralta ganaban como caseros manteniendo parque y casa en buenas condiciones.
La edificación principal era un inmenso caserón que en un extremo osten­taba una torre de tres pisos con sendas habitaciones unidas por una escalera en caracol. La torre remataba en una atalaya con almenas que le daban al con­junto la apariencia de un castillo. Pegada a la torre y conectada a ésta por el interior, había una inmensa cocina y una escalera que descendía hasta la puerta de un sótano que jamás, según recordaba Miguel, se había abierto. Te­nía una cerradura antigua reforzada por dos candados, uno arriba y uno abajo, cuyas llaves nunca se habían encontrado. Los dueños, en alguna oportunidad, habían comentado que el sótano estaba inundado desde hacía más de veinte años por una napa poco profunda de agua y que las dimensiones del mismo eran desconocidas. Hasta se decía que bajo tierra se reproducía toda la edifi­cación que estaba sobre tierra, incluyendo la torre, sólo que invertida. “Habla­durías”, “Comentarios”, decía el padre de Miguel. “Inventos de la gente”.
Del otro lado de la cocina había un salón con un gran hogar a leña en el centro. En el extremo opuesto del salón a la cocina se abría un largo pasillo que comunicaba con ocho dormitorios con sus respectivos baños, cuatro a cada lado del mismo.
En una de esas habitaciones dormían los sábados por la noche Miguel, Os­car y Emilio o algún otro integrante de la barra cuando regresaban del cine o de bailar en el club o en alguna casa. Pero, un detalle amenazaba la continuidad de esa costumbre de Miguel y sus amigos. Sus padres aceptaban de mala gana que durmieran allí algunos sábados ya que temían que los propietarios o su apoderado visitaran el lugar un domingo y les hicieran una reconvención por ese hecho.
Salieron de la ruta tomando una calle de tierra perpendicular a ésta por la que debían transitar cerca de un kilómetro para llegar al castillo.
-Esta noche es la Noche de Walpurgis -dijo Miguel-. Walpurgis nacht.
-¿La noche de quién? -preguntó Oscar.
-La Noche de Walpurgis. W-a-l-p-u-r-g-i-s -deletreó Miguel-. La Noche de Walpurgis se menciona en Drácula.
-¿En qué película? -quiso saber Emilio.
-En Drácula, el libro de Bram Stoker. La Noche de Walpurgis transcurre du­rante la noche que va desde el treinta de abril al primero de mayo. El primero de mayo se celebra la fiesta de Santa Walpurgis o Walburga, una religiosa in­glesa que murió en Alemania. Y la noche que va del treinta de abril al primero de mayo, según creencias paganas, en el Brocken, el pico culminante del ma­cizo de Harz, también en Alemania, se celebra una gran bacanal en la que par­ticipan brujos, hechiceros y demonios. Esta noche, cuenta Bram Stoker en Drá­cula, los muertos se levantan de sus tumbas y se reúnen con todos los genios maléficos de la tierra, del aire y del agua.
-¿Y esta noche, justo esta noche, es la Noche de Walpurgis? -preguntó Emi­lio.
-¿Justo esta noche, cuando vamos a dormir al castillo? -agregó Oscar.
-Sí, justo esta noche. Pero no se aflijan que no está probado que alguna vez, algún habitante del castillo haya sido un vampiro. O algunos hayan sido vampi­ros.
-¿Cómo que no está probado que hayan sido vampiros? Es una joda tuya.
-Mi viejo dice  “son comentarios”, “inventos de la gente”.
-¡Pará! ¿Vos decís en serio que se comenta eso?
-Sí, tarado. Lo digo en serio. Pero ¿qué problema te hacés? ¿Va a ser la primera vez que dormimos en el castillo?
-No -dijo Oscar-. Pero sí la primera vez que durmamos en una Noche de Walpurgis, como vos decís.
-Dejate de joder. Vos estás viendo muchas películas de terror. Si tienen miedo, vuélvanse a sus casas y yo me voy a dormir a la mía -terminó la charla Miguel, un poco molesto por el temor irracional de sus amigos.
Caminaron en silencio las últimas cuadras que los separaban del castillo. Atravesaron el portón y pasaron, también en silencio, a pocos metros del chalet donde vívia la familia Peralta. Entraron al castillo con una copia de la llave de la puerta principal que Miguel solía llevar en esas ocasiones y sin más comenta­rios sobre la charla anterior, un poco intimidados por sus propios pasos retum­bando en el piso de madera del dormitorio, cerraron la puerta con llave y con una pesada tranca de hierro y se dispusieron a dormir en las tres camas que la madre de Miguel había dispuesto durante el día, aun refunfuñando.

-Apagaron la luz. Ya se acostaron -dijo el padre de Miguel.
-Vamos -dijeron al unísono la madre y el hermano.
Cubiertos el padre por un sobretodo negro, la madre con un viejo impermea­ble azul marino y el hermano por una capa que alguna vez fuera disfraz de Zo­rro, sin la “Z” blanca, con los rostros embozados por bufandas y pañuelos ne­gros, marcharon por el parque rumbo al castillo. La madre abrió la puerta del salón dirigiéndose a ocupar el lugar que le habían asignado frente a la puerta del dormitorio y el padre y el hermano se plantaron frente a la ventana enrejada que daba al parque. El terror, en esa Noche de Walpurgis, tomó entonces otra dimensión, hasta entonces desconocida, para los tres adolescentes adictos al género.
Aún permanecían despiertos, hablando en voz baja, cuando sintieron el ruido del picaporte de la puerta de su habitación. Gritaron, incorporándose en sus camas, preguntando quién intentaba abrir. Cuando escucharon los gritos, el padre y el hermano de Miguel se sumaron al acoso golpeando la ventana y empujando los vidrios. Las dos hojas se abrieron corriendo las cortinas, y Mi­guel, Oscar y Emilio vieron las dos figuras espectrales que pugnaban por en­trar, a pesar de la reja, mientras en el otro extremo de la habitación sobreve­nían golpes y empujones contra la puerta. El miedo les había atenazado las gargantas. Con un hilo de voz trataban de pedir auxilio mientras corrían aterra­dos por toda la habitación. Miguel intentó entonces colocar una pesada cómoda contra la puerta y sus amigos lo ayudaron hasta que ésta, con llave, tranca y mueble asegurándola, pareció ofrecer la resistencia necesaria. Luego arrima­ron un ropero a la ventana y sobre el ropero las camas, luchando con todas sus fuerzas para que la barricada no fuera derribada a medida que la construían por las tenebrosas entidades del exterior. Después el silencio; y más silencio; y más terror imaginando un contraataque.
Sentado en el suelo al lado de sus amigos, contra una de las paredes, vigi­lando ambas aberturas, con la única tonalidad de voz que le permitían sus cuerdas vocales, Miguel dijo:
-De acá no nos movemos hasta que sea pleno día.
Los padres y el hermano de Miguel volvieron a su casa. “Creo que esta no­che se acabó la costumbre de venir al castillo a dormir con sus amigos”, fue todo el comentario que se permitieron, en la voz del padre. Guardaron los ro­pajes en el fondo de un baúl repleto de otras prendas y juraron no revelar a nadie, jamás, la verdad sobre lo acontecido esa noche.
El alba redentora, milagrosa, llegó, por fin. Llegó el pleno día que esperaba Miguel. A las nueve su padre dijo:
-Estos se habrán dormido a las seis de la mañana, cuando salió el sol. Voy a despertarlos. Hoy se tienen que ir de picnic al balneario.
Antes de entrar al castillo miró desde lejos la ventana que seguía tapiada con el ropero y las camas. Abrió la puerta del salón, caminó por el pasillo que llevaba a los dormitorios y vio que la puerta estaba abierta. En realidad, el hueco donde antes estaba la puerta. Porque la puerta estaba en el suelo, des­trozada, hecha pedazos, derribada junto a la cómoda. En el centro de la habi­tación estaban los cuerpos sin vida, exangües, de Miguel, Oscar y Emilio.
Unas pocas gotas de sangre que alguien no había aprovechado salpicaban el piso de madera.



GUEVARA-DISCURSOS Y FRASES - Con prólogo, textos propios y recopilación de textos y frases de Ernesto Guevara. Marzo de 2013.




DRÁCULA - Versión condensada que me pertenece. Abril de 2014.








MINILIBROS DE CHISTES SOBRE EQUIPOS DE FÚTBOL DE ARGENTINA
Son veintisiete minilibros editados en 2013 con chistes sobre equipos de fútbol de Argentina que me pertenecen y otros recopilados por Jorge Stanojevic, excepto River, Boca, Independiente, Racing y San Lorenzo, que ya había publicado anteriormente Editorial Bonsai. 






Están pendientes, esperando su aparición: "Poesía Latinoamericana" (recopilación), "Déjà vu", "Los combates de la Revolución", con material tomado de un libro escrito por el Che Guevara, que he condensado; "Chistes infantiles II", con chistes que me pertenecen y chistes recopilados y "Chistríngulis II", con material infantil, como Colmos, No es lo mismo..., Era tan, pero tan... y otros chascarrillos que me pertenecen y que he recopilado. También esperan su aparición "Feliz Día, Mamá", con textos que me pertenecen y material recopilado (frases, cuentos, canciones, poemas), todo referente a las madres. Y "Dichos y Comparaciones", recopilación y textos que me pertenecen.



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