DÍA DE DUELO. LA BALADA DE MARY ANN
Apenas terminaba el secundario cuando tuve la idea de hacer una canción mexicana. Sólo creé en esa oportunidad la primera estrofa.
Hoy terminé de escribirla, con la intención de ofrecerla a alguna banda argentina.
DÍA DE DUELO.
LA BALADA DE MARY ANN
En la calle solitaria
se enfrentaron dos jinetes,
dos figuras legendarias.
dos amigos de la muerte.
Se miraron a los ojos
sin decir una palabra,
y dejaron que las armas
fueran ellas las que hablaran.
“Ella se irá conmigo”,
cada uno lo pensaba,
y apostada en la ventana
del salón, muy angustiada,
Mary Ann los observaba.
Y tenían tal destreza
esos hombres enfrentados,
ni un relámpago en el cielo
los hubiera
igualado.
Al mismo tiempo
cayeron los dos
con un balazo certero en la frente,
y jamás se ha
visto nada igual
lo sigue repitiendo aún la gente.
Y la pobre muchacha del salón
que desde una ventana los miraba,
se quedaba sin amor
porque a los dos amaba.
“¡Ni siquiera uno vivo!”,
les recriminó a los dos.
Y tanto se lamentaba,
de los dos que había perdido,
por seguir con su
destino,
por seguir con sus favores
a tahúres y vaqueros
que por cierto despreciaba.
Ella sigue con su suerte
que le arrebató la muerte,
de los dos que se enfrentaron,
y en el resto de su vida
no entregó su corazón
a los muchos que la amaron.
Una flor en cada tumba
desde entonces aparece,
mientras canta la balada
Mary Ann algunas veces:
“En la calle solitaria
se enfrentaron dos jinetes,
me he quedado sin amor
porque lo llevó la muerte”